Por Pablo Buchbinder |
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Desde sus orígenes, la Sección de Investigaciones Históricas de la Facultad de Filosofía y Letras, convertida desde 1921 en el Instituto de Investigaciones Históricas, asumió como una de sus obligaciones fundamentales la búsqueda de documentación original en Archivos, tanto argentinos como extranjeros y la publicación posterior de ésta en series documentales. Las investigaciones se iniciaron a fines de 1906. La Sección logró designar entonces al sacerdote Antonio Larrouy para que llevara a cabo indagaciones en los Archivos de Paraná y Santa Fe. Larrouy elaboró un informe que se publicó en la Revista de la Universidad de Buenos Aires (RUBA).1 Durante estos primeros años, y por iniciativa del entonces Decano José Nicolás Matienzo, era prioritaria la búsqueda de documentación original sobre el llamado período de la organización nacional. Las investigaciones se trasladaron luego a los archivos de Córdoba y de Tucumán. En 1909, fue Emilio Ravignani, incorporado como adscripto a la Sección, quien continuó con las tareas de búsqueda de documentación correspondientes al período comprendido entre los años 1851 y 1853 en el archivo de Paraná.
Durante estos años, la Sección dio inicio además a su dinámica política de publicaciones que le otorgaría un sello distintivo. A los informes de Larrouy, se sumó en 1910 la edición de Gobierno del Perú, obra escrita en el siglo XVI por el licenciado Juan Matienzo, ascendiente del entonces Decano. En 1911 se inició la publicación de los Documentos relativos a la Organización Constitucional de la República Argentina. A partir de 1912 se publicaron los Documentos relativos a los antecedentes de la Independencia de la República Argentina. Ese mismo año vio la luz la serie Documentos para la Historia del Virreinato del Río de la Plata, que incorporaba fuentes sobre su etapa fundacional.
En 1913 se inició la publicación de la colección quizás más conocida y extensa del Instituto: Documentos para la Historia Argentina. En relación a esta última serie, cabe señalar dos cuestiones fundamentales. Por un lado, puede advertirse cómo fue fortaleciéndose la tendencia a desplazarse desde el período de la organización nacional hacia la etapa virreinal, expresando los intereses del nuevo Director de la Sección Luis M. Torres; y por otro, se nota el intento de ampliar los horizontes de los temas de indagación desde dimensiones políticas e institucionales hacia aspectos más amplios de la experiencia histórica, incluyendo cuestiones relativas a la vida cotidiana o a las prácticas económicas. Juan Agustín García, en la introducción de uno de estos volúmenes, sostendría que las publicaciones de la Sección mostraban el profundo cambio que estaba experimentando la ciencia histórica argentina, que pasaba de una historia fundamentalmente política y militar a otra en la que los detalles de la vida cotidiana de los hombres cobraban un interés central. En 1916, al participar colectivamente los miembros de la Sección en el Congreso Americano de Ciencias Sociales celebrado en Tucumán, tanto Torres como Ravignani expusieron diversos argumentos para justificar la prioridad otorgada a los estudios sobre el período virreinal. El primero sostenía que se trataba de una época “mal documentada” y en la que se encontraban los antecedentes de las principales instituciones argentinas. Ravignani, por su parte, subrayaba, por un lado, que era el período generador de la vida independiente “fin último de todo estudio de historia argentina”, y por otro, que el conjunto más amplio y completo de documentos sobre la época colonial conservados en archivos nacionales se refería al Virreinato.
Gran parte de la documentación recopilada durante estos años no logró ser publicada hasta muchos años después. La serie de Asambleas Constituyentes Argentinas que el Instituto, por iniciativa oficial, editó a partir de la segunda mitad de la década de 1930 permitió conocer gran parte de la documentación recopilada durante los primeros años de la Sección y el Instituto. Tanto las “Asambleas ….” como las series documentales antes mencionadas fueron construidas siguiendo de modo estricto los métodos de crítica que se habían desarrollado desde principios del siglo XIX y que otorgaron un perfil distintivo a los historiadores y definieron en gran medida su identidad profesional en ese entonces. Todavía hoy, estas series son utilizadas de modo periódico por gran parte de los/las investigadores/as interesados por la historia política e institucional argentina de finales del período colonial y las primeras décadas del siglo XIX.
1 “Investigaciones Históricas de la Facultad de Filosofía y Letras. Informe del Comisionado P. Antonio Larrouy sobre los Archivos de Paraná y Santa Fe”, en Revista de la Universidad de Buenos Aires, Tomo IX, Buenos Aires, 1908, pp. 98-118. [enlace]